Cuenta la leyenda que estaba Ana Botella en uno de esos pre-ci-o-sos actos del Ayuntamiento de Madrid, presentando alguna de esas iniciativas tan medioambientales que le gustan a ella, cuando se le acercó un bello pajarito.
– ¿Qué haces por aquí? – Le preguntó ella, mientras se le posaba en el dedo.
– Venía a que me explicaras aquello de «una pera es una pera, y una manzana es una manzana», que no entiendo bien lo del matrimonio gay.
-¿Pero cómo te atreves? – le respondió, enfadada. -¡Cómo se entere Rouco Varela de que los pájaros habláis de estas cosas!
Y el pajarillo, ofuscado, picó a Botella en un dedo y salió volando, dejándola sola ante la cohorte de periodistas y chupópteros, mientras ella, por primera vez, envidiaba al animal y sus alas aunque no entendiera bien lo de las peras y las manzanas.