Ayer lo dimos todo en la marcha del Orgullo Gay 2011. Después de dos años sin poder verla, volví a recordar por qué me gusta tanto: Madrid se convierte en una gran fiesta, todo el mundo está de buen rollo y hay conciertos por todas partes. Un lujo.
Aquí podéis ver cómo acabamos tras tirarnos varios cubos de agua desde un balcón (hacía un calor importante) y aquí os dejo un vídeo de una carroza pasando por la Gran Vía
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La capital de la República Checa es una ciudad verdaderamente fascinante, tal vez de las más bonitas de Europa (como veréis en la primera foto), pero tan llena de turistas que a veces parece difícil apreciarlo. Hace menos de 20 años, en Praga no sabían lo que era un ‘guiri’, y trataban al extranjero con más hospitalidad -lo sé de buena tinta-; ahora, con el exceso, se les ha agriado el carácter. No es que sean bordes, pero se les nota cansados ante los foráneos. Al menos, en el centro, la parte por donde todos transitamos en busca de la preciada imagen junto a alguno de sus monumentos.
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Este fin de semana he estado en Salamanca con un grupo de guipuchis para vivir el partido del equipo local contra la Real Sociedad, un histórico en horas bajas que sigue conquistando el corazón de mis colegas. Efectivamente, el partido fue una excusa. Pedazo de fin de semana de fiesta, como podéis ver en las fotos que pongo abajo. Por lo pronto, esta primera imagen ha salido en el Diario Vasco hoy mismo (mira aquí el enlace). Si, mi postura es extraña, porque nos estábamos agachando con uno de esos cánticos tan molones. Guipuchis, me habéis conquistado. Y para el que se quede con ganas, mirad aquí mi VÍDEO del trenecito a la vasca.
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Como llevaba mucho sin escribir, me obligo a hacerlo hoy (con tal de no estudiar para el examen de árabe que tengo ahora). Este sábado pasado hicimos una fiesta de disfraces. Así iba yo y así, como véis en estas fotos, iban algunos de los demás. Estuvo gracioso. Este fin de semana me voy a Barcelona y -inshalá- pisaré por primera vez el Camp Nou, templo del fútbol con mayúsculas.
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El pasado jueves, hubo una de esas juergas que no se preveen, pero que te acaban atrapando como una enredadera, y te mantienen despierto hasta altas horas de la madrugada -sí, luego el viernes estás muerto para trabajar.
En la puerta del Sirocco, todos los gatos eran pardos.
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Locodelpelorojo 