Algunas ideas sobre la ley Sinde y los internautas

Cuando yo era un chaval, estaba de moda grabarse canciones de la radio. Te podías hacer unas mezclas bastante bailongas con una cinta de cassette y cualquier emisora. Más adelante llegaron los CD. Yo siempre me compré los de los grupos que me gustaban. A veces, un amigo me grababa alguno que le gustara él, tal vez a cambio de uno de los míos. Era una forma de conocer otros sonidos. También en aquella época, solíamos grabar películas de la televisión. Las cintas se reusaban y además incorporaban eternas pausas para los anuncios. Aun tengo algunas películas en VHS de aquellos años.

Ninguna de esas actividades –grabar música de la radio, copiar un CD para uso particular, grabar una película de la tele- era delito. Sigue sin serlo. ¿Qué ha cambiado desde entonces? Que existe Internet. Con la popularización de la Red, compartir canciones o películas –o sea, lo que hemos hecho siempre- se ha hecho mucho más sencillo. Esto ha supuesto un terremoto para quienes estaban acostumbrados a ‘vender sus ideas’ a través de un objeto (CD, cinta, DVD y, próximamente, libro).

Las industrias del cine y de la música creen que si no se paga por el soporte, los creadores –y ellas mismas- desaparecerán. Yo creo que no. Dejando de lado que la supuesta muerte de la cultura lleva casi 30 años anunciándose por las mismas razones, mi opinión es que, si quieren sobrevivir, tendrán que adaptarse al nuevo escenario digital. Estoy convencido de que en él también podrán ganar dinero: seguramente menos, pero dinero.

Analicemos un poco qué se comparte en Internet. Las series, por ejemplo, son de lo que tienen más éxito. ¿Por qué? Porque en EE UU tienen una hornada espectacular y, sin embargo, es raro que alguna cadena las emita en televisión en España o compre los derechos para venderla en DVD. Cuando lo hacen, suelen obtener buenos datos de audiencia. Y se venden: a pesar de lo mucho que han tardado en traerla, los DVD de The wire se han agotado en nuestro país. ¿Qué tal si se pudieran alquilar las series en un streaming y en versión original?

En cuanto a las películas, estoy de acuerdo que es una putada que puedas descargarte un estreno el mismo día (o antes) que llega a los cines. Pero estoy convencido de que el séptimo arte seguirá existiendo como experiencia, ya sea por lo que aporta ver las imágenes en pantalla gigante y con sonido envolvente, ya por el 3D, o por otras cosas. Avatar, por ejemplo, ha sido la película más descargada de la historia y también la que más ha recaudado en las salas. Eso, sin contar con que las pelis clásicas o las de ciertos países son imposibles de encontrar en tiendas. ¿Y si los esfuerzos de la industria se centraran en digitalizar sus archivos y ponerlos a la venta o alquiler en Internet a un precio razonable?

Respecto a la música, siempre he pensado que los precios de los álbumes eran abusivos: hace bastantes años que los CD costaban ya 15 euros, o más. Años después, tienen un precio similar y suelen incluir algunos extras (vídeos, contraseñas para la página oficial…). ¿Cómo serían las cosas si propusieran ofertas para venderlos a través de iTunes –u otros sistemas– a un precio más razonable y ofreciendo ventajas o descuentos para conciertos para mimar a los fans?

Es cierto, todo lo que comento no son más que ideas. Puede que no fueran suficientes, por sí solas, para que los creadores ganen -suficiente- dinero. Quizá haya que buscar otras. Pero los tiempos están cambiando, y la ‘ley Sinde’ parece más el pataleo llorón de quien no sabe enfrentarse a lo nuevo que una manera de afrontar el futuro. ¿Qué tal si, más allá de culpar a los «internautas piratas», nos planteamos cómo reinventar este negocio?

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3 comentarios

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3 Respuestas a “Algunas ideas sobre la ley Sinde y los internautas

  1. Absolutamente de acuerdo. El intentar eternizar un modelo caduco a fuerza de ley no solo crea injusticia per se sino agravios en otros sectores que se han visto obligados a evolucionar debido al avance de la tecnología.
    Saludos.

  2. Delia

    Estoy de acuerdo contigo en muchas cosas (como que de toda la vida se ha intercambiado y grabado música), pero no en que el cine seguirá de todas formas de manera experimental. Si no cobran por su trabajo, NADIE HARÁ CINE. La gente que hace cortos lo hacen como prácticas para poder algún día cobrar por su trabajo, o tienen otro trabajo. Pero el cine es demasiado caro y no se puede hacer sólo de forma experimental.
    Esta ley, regulación, o como se quiera llamar, llega tarde. Si lo hubieran hecho antes y hubieran puesto coto a los precios excesivos de los CDs y del cine, a lo mejor la ente no habría optado por bajarse directamente la música. Yo ni recuerdo la última vez que compré un CD, porque desgraciadamente nunca me ha sobrado la pasta. Si no se hubieran subido a la parra desde el principio con esos precios (y q no me vengan con la excusa de los costes, xq no son tantos), otro gallo habría cantado.
    Lo mismo pasa con el cine: gastarte 8 pavos en una peli es una pasada; sobre todo si luego encima resulta que es una mierda (deberían devolver el dinero si no te ha gustado).
    En fin, que es muy difícil porque llega tarde, q de siempre la gente se ha copiado la música y eso no se va a cambiar, y que efectivamente con las nuevas tecnologías, esto es mucho más fácil de hacer con gente que no conoces. Tema difícil y controvertido.

  3. Pingback: La máquina de copiar jamones y lo que hay detrás | Etsi Deus non daretur

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