Al Gobierno cada vez más autocrático de Vladimir Putin parece que no le molestan los recortes de los Derechos Humanos, la falta de libertades ni la guerra de Chechenia. Sin embargo, el presidente ruso sí que se siente mal por una foto en la que dos soldados rusos se besan, expuesta en una muestra en París.
¿A dónde nos dirigimos si se asume el dolor pero se tiene miedo de los besos?