Fui a ver la obra «Dile a mi hija que me fui de viaje». Pensé mucho sobre ella:
La obra comienza fría. Tanto como una cárcel, como las dos mujeres. Pero, desde el inicio, hay destellos de humor. Choca ese primer «la Guía Michelín de los talegos del mundo». Ella está sola, totalmente. Sólo los recuerdos la salvan. Sigue leyendo