Me he despertado tiritando de frío,
soñando con tu ausencia:
mi cama era el solar bajo las Torres Gemelas
y tu sombra un espejismo lejano,
mi mano te buscaba entre las nubes
y tú eras fugaz como el Conejo Blanco de Alicia.
Sudaba y tiritaba, las dos cosas a un tiempo,
y he abierto los ojos con mi enorme torpeza:
abrazado a tu marcha, no hallándote entre sábanas,
más triste que la luna y más solo que el silencio
y he preferido taparme con tus fotos
arroparme en las caricias que no me diste
y todas las que te faltan por darme
y cerrar quedamente los párpados
para que vuelva una noche eterna
donde no haya más patria que tu regreso.
4/08/2015
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