La potencia económica de China ha traído de la mano una mayor curiosidad por la cultura milenaria de este enorme país. El mundo se asombra del crecimiento del gigante asiático y cada vez son más quienes se animan a visitarlo. Pero, ¿qué nos vamos a encontrar allí? ¿Es fácil hacerse entender para un occidental? ¿Merece la pena el largo viaje? Este verano pasé tres semanas en tierras chinas y he aquí alguno de los consejos e ideas por si os animáis a realizar este periplo:
– Lleva una guía actualizada con los nombres en chino. Casi nadie habla inglés (ni siquiera en hoteles u oficinas de turismo) por lo que es inviable llegar a los sitios sin el nombre escrito en caracteres de esta lengua
– Haz fotos de carteles de estaciones, hoteles o cualquier lugar al que pretendas volver. Los taxis NO hablan inglés y no entienden estos caracteres. Y, asúmelo, tu acento chino es ininteligible. Y no sabes nada de los cinco tonos que hacen que la misma palabra tenga muchos, muchos, significados
– Compra por adelantado los billetes de tren. Sobre todo, si viajas en agosto. La ruta Pekín – Datong – Pingyao – Xian está absolutamente abarrotada en verano y muchos turistas (y, sobre todo, chinos) eligen hacerla. Si quieres tren cama, cómpralo antes por internet. O acostúmbrate a viajar en un tren con asientos incómodos.
– Aunque no venga en muchas guías, ya existe el trayecto Pekín – Xian en alta velocidad. También puedes hacer Shanghai – Pekín en este AVE chino. Muy recomendable.
– «Pay now«. Habitúate a que la primera frase que vas a escuchar en muchos establecimientos va a ser «Paga ya». El exacerbado gusto por el dinero de la nueva sociedad china es tal que no te dejarán ni abrir la cerveza (pi cho) antes de pagarla. En los restaurantes sí te suelen dejar terminar de comer
– Picaresca. El DNI y otras tarjetas con foto pueden servir como tarjeta de estudiante. Ten en cuenta que las principales atracciones turísticas son bastante caras, por lo que el descuento del 50% que conlleva hacerte pasar por jovenzuelo, unido al homenaje al patrio arte de la picaresca, merece la pena
– Coge tarjetas de los hostels / hoteles. Las indicaciones en chino que traen son imprescindibles para los taxistas. Y además suele haber tarjetas de otros hostels en otras ciudades. Es la forma más barata de dormir en este país
– En verano hace MUCHO calor. Mucho. A veces, llueve salvajemente. Tenlo en cuenta para la ropa que pienses llevar
– En general, no hay problemas para reservar hostels, incluso en agosto. Puede que alguno esté completo, pero hay muchos
– Los chinos no respetan las colas. En lugar de ello, utilizan la técnica de «maricón el último». No te enerves. Su cultura es así. Tampoco dejan salir antes de entrar en el metro. Acostúmbrate y lucha por tu vida. No eres más que uno entre 1.300 millones
– Escupir es sexy. Todo el mundo escupe ruidosamente por la calle. Habitúate a que es un sonido que vas a escuchar casi tanto como el claxon
– Eres una estrella. Decenas de chinos se te acercarán para sacarte una foto, o incluso te pondrán a su hijo o a su abuela para una instantánea más original. Ocurre tanto en las grandes ciudades (salvo Shanghai) como en los pueblecitos
– Visado. Para conseguirlo, te obligan a tener todas las noches de hotel reservadas con antelación. Pero puedes reservar en un hotel todas las noches y, cuando tengas el visado, anular la reserva para ir a tu aire. Pídelo con más de un mes de antelación para ir sobre seguro
– Paciencia. Hay mucha gente. Todo el rato. Mucha. Y todas las atracciones turísticas están desbordadas. Sobrevivirás
– Internet es el mal. En China no funcionan ni Twitter ni Facebook. Tienen sus propias redes sociales con censura previa. Tampoco funciona Google. Tenlo en cuenta si tu correo es de Gmail. Te recomiendo usar uno alternativo para tus reservas. Tampoco funciona El País. Si vas a estar mucho tiempo, puedes hacerte con una VPN para que tu IP parezca extranjera
– El comunismo son los baños. El último vestigio comunista del gigante asiático, por lo demás sumido en el ultracapitalismo, son los servicios públicos, que están por todas partes. Son muy útiles pero usarlos, a veces, es un auténtico choque cultural. No hay separación entre letrina y letrina, por lo que defecar junto a dos o tres personas más se convierte en algo turbio
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Muy buenos consejos!!
En el primer punto, yo siempre recomiendo la Lonely Planet. Viene casi todo en caracteres chinos, es súper práctica.
La compra de billetes de tren es siempre el mayor quebradero de cabeza para los viajeros (para los chinos también!!!). Hay algunas agencias especializadas que se dedican a ello, o los propios hoteles os pueden echar una mano, pero efectivamente conviene reservarlos antes. Otra opción es tirar de avión, que no es tan caro, a través de webs como Elong o Ctrip.
A parte de eso, si no se cuenta con más de un mes de viaje o muchísimo interés, yo no recomiendo irse hasta Xinjiang o Tíbet, ya que son zonas muy alejadas de todo lo demás y sobre todo el Tíbet implica unos gastos extra considerables. Mucha gente viene a China pensando en ver «todo el país», pero es imposible en un mes, así que conviene acotar el terreno.
Otra cosa que puede sorprender a la gente es la comida, que es mucho más rica y más variada que la que se puede tomar en España. ¡¡En 7 años creo que he visto 3 veces rollitos de primavera en la mesa!!
Lo del comunismo son los baños… buenísimo 🙂