Una de las cosas que más llaman la atención de la capital alemana es que escapa del turismo más al uso. La estrella de los visitantes no son los monumentos -casi todos fueron destruídos durante la II Guerra Mundial- ni los museos (aunque el de Pérgamo merezca la pena): aquí se busca vivir la Historia trágica del siglo XX. Y la ciudad se entrega con rotundidad a esta tarea. Desde los restos del muro que partía en dos la ciudad a los lugares desde los que Hitler dirigió el temible régimen nazi, calles, plazas y descampados mantienen viva la huella del pasado alemán y la enseñan con orgullo, como quien muestra su Torre Eiffel o Cibeles. Véase como ejemplo la primera foto, de la antigua catedral, que tras pasar varios años igual que cuando fue bombardeada, fue reconstruida luego como muestra la imagen, manteniendo en sus muros el peso de las bombas. A mí, lo que más me gustaba era ver los símbolos de la antigua RDA, el régimen comunista que imperó en gran parte del país y en la mitad de la ciudad.
Por todas partes hay fotografías que recuerdan cómo el pasado, años que no queda claro si todo el mundo quiere olvidar por la cantidad de veces que las ponen. La pasada semana, había varias exposiciones en distintas plazas. En esta foto, muy mítica, se ve a un soldado de la RDA huyendo de la Alemania comunista.
Por supuesto, me imbuí del espíritu histórico de la ciudad y me hice la foto con el cartel que más me llamó la atención
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Dios bendiga a Alemania y a sus habitantes. El socialismo «real» sucumbio gracias al golpe de estado de sus oprimidos proletarios, el pueblo, el de verdad. Os admiro, alemanes. Vosotros abristeis los ojos al mundo de lo que es el comunismo-socialismo y como se acaba con el.
Larga vida a la libertad!