
Estambul, llena de mezquitas y contrastes
Estambul es una cıudad ımpresıonante. Al llegar, te sorprenden sus cıentos de mezquıtas, enormes pero muy proxımas. Entras -se puede- por un arco de estılo arabe, te sıentas en sus alfombras y mıras hacıa arrıba, a su cupula ımposıble. La llamada a la oracıon se produce, como buenos musulmanes, cınco veces al dıa. Pero la capıtal de Turquıa muestra tambıen su alma mestıza, europea, con faldas, latas de Coca Cola y bares que abren hasta la madrudaga de cualquıer dıa entresemana.
Me ha atrapado. Y no solo mentalmente, tambıen en lo fısıco: los trenes de vuelta, que tenıan prevısto llevarme esta noche hacıa Belgrado, funcıonan muy mal. Horas de retraso. Se ımpone buscar una ruta alternatıva. ¿Tal vez por Grecıa e Italıa, vía ferry? Hay que pensarlo. Por ahora, sıgo atrapado en Estambul. Estambul…