Ayer cumplí años. Lo celebré, como tantos días, bebiendo. Ahora soy un año más viejo, pero sigo igual de perdido. A cada día, entiendo menos de qué va esto, qué quiero hacer con mi vida. Tengo la sensación de que los días se me escapan entre los dedos, como gotas de wisky, que no soy capaz de agarrarlos. Resaca perpetua, mañanas imposibles. Felicidades. Gracias
Ains, no debes escribir de resaca, tío.
Yo también me siento bastante perdida, no creas…
Hombre, son sensanciones que se tienen de vez en cuando, pero últimamente me estoy notando demasiado alcohólico y muy perdido, A ver si me silve de impulso para hacer nuevas cosas.
Bien que me jodió no poder acercarme al final, pero no fue por falta de ganas. Y le doy la razón a Rosa: la resaca no es la mejor consejera a la hora de ponerse a escribir. Sólo te faltó el «no vuelvo a beber más».
Miguel: Por favor, no dejes de beber nunca, que el negocio está fatal y necesitamos gente como tú. Por cierto, no te vayas de viaje sin pagar la trampa que tienes en mi local: algo así como 650 euros, más o menos, entre cubatas, bocadillos de boquerones en vinagre y palomitas de maíz. Si no pagas, te echaremos de menos, mi hija y yo. Juan, el dueño de Casa Juan.
Tranquilo, Juan, la deuda será saldada: desde que descubrí que con los cheques-comida también se pagan las birras, soy mucho más feliz. Y tranqui, es que de vez en cuando me hago «curas de alcohol», por darle un descanso al páncreas y tal. Ya llevo 4 días sin catarlo. ¿estás orgulloso de mí?
Sí… Un abrazo, Juan, el tabernero de tu calle.