Una de las cosas que más me sorprendieron de México fueron los murales de Diego Rivera. Sabía que era uno de los pintores más conocidos del país (quizá el que más) pero no había visto ninguno de sus cuadros. Tuve ocasión de hacerlo en el Palacio Nacional, el enorme edificio situado en la Plaza del Zócalo, en México DF. Allí, majestuosos murales del maestro mexicano tratan de representar la historia del país, con todas sus luces y sus sombras. Y, a mi juicio, lo consigue. Tengo que reconocer que, a primera vista, los dibujos de Rivera me parecieron algo simplones. Parecían hechos por un niño pequeño con mala leche
Pero luego, escarbando en cada cuadro, hay detalles asombrosos. ¿Qué me decís de éste, en el que los banqueros se reparten el mundo mientras un cura mete mano a una mujer?
O las matanzas de indígenas
Y, por supuesto, tampoco faltaba Frida Khalo, que durante un tiempo fue esposa de Rivera hasta que al parecer discutieron por Trostky, que vivía en una casa de la pareja. Pero esa ya es otra historia…
P.D. Este 8 de diciembre de 2011, Google recuerda el 125 aniversario de su nacimiento con un doodle
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