Los trayectos en tren son distintos. Otros medios de transporte ofrecen otras cosas -rapidez, potencia, tiempo-, el tren te da el viaje. Sentado cómodamente en el vagón, o tumbado en el camastro del compartimento nocturno, no hay preocupaciones por el estado de la carretera, ni problemas ante tormentas o nevadas, menos aún miedo por que el viento haga temblar la nave, sólo hay paisajes. Montañas y llanuras, rastrojos, árboles, y mar de fondo. Túneles y tejados, hojas secas y campos verdes, pasando uno a uno por la ventanilla, a velocidad constante. Tchis-tchis-tchis. Sonido cansino, relajante. Tchis-tchis-tchis. Y la cabeza se evade. Sigue leyendo


